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Mujer practicando pranayama al aire libre, respiración consciente para calmar la ansiedad con yoga

Yoga para la ansiedad: una vía de calma a través del cuerpo, mente y energía

hatha yoga meditación pranayama varios yoga y ansiedad yoga y ciencia Jul 19, 2025

En el ritmo acelerado del mundo actual, la ansiedad se ha convertido en una experiencia común. Preocupaciones constantes, dificultad para relajarse, sensación de desbordamiento… Son muchas las personas que sienten que su mente no para. Frente a esta realidad, el yoga se revela como un camino integral que no solo se practica en la esterilla, sino que ofrece herramientas concretas para reconectar con una misma y recuperar la calma. En este artículo, Soma Shakti Yoga quiere explorar cómo el yoga puede ayudarte a gestionar la ansiedad desde tres dimensiones fundamentales: física, mental y energética. 

Una perspectiva integral: cuerpo, mente y prana

A diferencia de muchas disciplinas centradas solo en el cuerpo o en la mente, el yoga aborda la experiencia humana como una totalidad. En los textos clásicos del Hatha Yoga se afirma que el equilibrio comienza por el cuerpo, pero se expande a través de la respiración (prana), y culmina en la quietud mental. La ansiedad, desde esa visión no es solo una alteración psicológica: también es una manifestación del desequilibrio entre nuestras energías vitales, pensamientos y hábitos corporales. 

La buena noticia es que, a través de la práctica de yoga, podemos equilibrar ese sistema. La combinación de posturas (asanas), respiración consciente (pranayama) y meditación ofrece un camino accesible y profundo para afrontar la ansiedad de forma integral.

El cuerpo como refugio

Cuando la ansiedad se presenta, el cuerpo lo refleja: músculos tensos, respiración acelerada, sensación de inquietud. Muchas personas viven desconectadas de sus sensaciones físicas, y esto puede intensificar los episodios ansiosos. Las asanas o posturas, permiten anclarse al presente mediante el movimiento y la conciencia corporal. 

Secuencias suaves, como las de Hatha yoga o el Yin Yoga, invitan a soltar la tensión acumulada en caderas, espalda y cuello, zonas comúnmente afectadas por el estrés. Al mantener una postura con presencia, se activa el sistema nervioso parasimpático, encargado de la relajación y la digestión (Grabara, 2016). Estudios han demostrado que la práctica regular de yoga reduce la frecuencia cardíaca y mejora la regulación del sistema nervioso autónomo (Tran et al., 2001).

Además el cuerpo recuerda: cuanto más practicas moverte con calma, más fácil te resulta recurrir a esa calma cuando la ansiedad aparece. 

La respiración como puente

Una de las herramientas más poderosas del yoga para afrontar la ansiedad es el pranayama, o control de la respiración. Respirar de forma consciente, activa zonas del cerebro asociadas al equilibrio emocional y tiene un efecto directo sobre el sistema nervioso (Singh & Dave, 2023).

Prácticas como Nadi Sodhana (respiración alterna) o Ujjayi (respiración sonora) ayudan a estabilizar la mente, oxigenar mejor el cuerpo y reducir el pensamiento compulsivo. Incluso unos minutos de respiración lenta y rítmica pueden interrumpir el ciclo hiperactivo que acompaña la ansiedad (Dunn, 2008). 

La respiración se convierte así en un puente entre el cuerpo y la mente, una herramienta que llevamos siempre con nosotras y que puede ayudarnos a crear espacio interior en momentos de dificultad. 

La mente que observa

El yoga entrena una habilidad esencial para quienes conviven con la ansiedad: la capacidad de observar sin juzgar. A través de la meditación, aprendes a mirar nuestros pensamientos sin enredarnos en ellos. En lugar de luchar contra la mente inquieta, cultivamos una presencia que permite que los pensamientos pasen como nubes. 

Esta práctica de observación consciente fortalece la función ejecutiva del cerebro, mejorando la regulación emocional y reduciendo los estados de alerta crónica (Lulu Hall, 2016). Además, la meditación regular se asocia con una mayor sensación de bienestar, autoestima y claridad mental. 

En otras palabras: el yoga no busca “apagar” la ansiedad, sino ofrecer una nueva forma de relacionarnos con ella. 

Energía y equilibrio: la mirada sutil

Desde una perspectiva más sútil, la ansiedad también puede entenderse como un desequilibrio energético. En la tradición del yoga, se asocia especialmente con un exceso de actividad mental (vata elevado) y una desconexión del chakra raíz (Muladhara), relacionado con la seguridad y el enraizamiento (Sharma, 2003).

Posturas como Balasana (postura del niño), Viparita Karani (piernas contra la pared) o Tadasana (la montaña) ayudan a estabilizar la energía y reconectar con la tierra. Las prácticas de visualización y sonido (como los mantras) también pueden armonizar el flujo energético, aportando una sensación de contención y confianza interior. 

El yoga como acompañamiento terapéutico

Numerosos estudios avalan la eficacia del yoga como intervención complementaria para personas con ansiedad. Una revisión sistemática encontró que el yoga reduce de forma significativa los niveles de ansiedad en comparación con la no intervención (Cramer et al., 20218). Incluso en pacientes diagnosticados con trastorno de ansiedad generalizada, se han observado mejoras significativas tras 12 semanas de práctica de yoga (Simon et al., 2020).

Estos hallazgos sugieren que el yoga, bien orientado, puede ser parte de un enfoque terapéutico integrador, accesible y respetuoso con los ritmos de cada persona. 

Una invitación desde el corazón

Desde Soma Shakti Yoga, creemos en el poder suave del yoga: una fuerza que no empuja, sino que acompaña. Si la ansiedad forma parte de tu vida, recuerda que no estás sola. Puedes empezar hoy mismo con algo sencillo: una respiración consciente, una postura que te reconforte, un memento para ti. 

El yoga no es una solución mágica, pero sí un camino que te devuelve a ti misma una y otra vez. Un espacio para sentir, habitar y transformar. 

 

Referencias

  • Cramer, H., Lauche, R., Anheyer, D., Pilkington, K., de Manincor, M., Dobos, G., & Ward, L. (2018). Yoga for anxiety: A systematic review and meta-analysis of randomized controlled trials. Depression and Anxiety, 35(9), 830–843. https://doi.org/10.1002/da.22762
  • Dunn, K. (2008). Yoga and cardiovascular health: Effects on nitric oxide and oxidative stress. Journal of Alternative and Complementary Medicine, 14(3), 219–226.
  • Grabara, M. (2016). Health-related physical fitness benefits of Hatha yoga: A study among women aged 35–45. Annals of Agricultural and Environmental Medicine, 23(4), 581–584.
  • Luu, K., & Hall, P. (2016). Hatha yoga and executive function: A review. Journal of Cognitive Enhancement, 1(2), 159–167.
  • Sharma, H. (2023, diciembre 22). ¿Cómo se asocian los chakras con la ansiedad? Siddhi Yoga. https://www.siddhiyoga.com/es/yoga/practice/chakras/chakras-associated-with-anxiety
  • Simon, N. M., Hofmann, S. G., Rosenfield, D., et al. (2020). Efficacy of yoga vs cognitive behavioral therapy vs stress education for the treatment of generalized anxiety disorder: A randomized clinical trial. JAMA Psychiatry. https://doi.org/10.1001/jamapsychiatry.2020.2496
  • Singh, B., & Dave, N. (2023). Hatha Yoga: Traditional foundations and modern applications. Indian Journal of Yoga Research, 4(1), 21–28.
  • Tran, M. D., Holly, R. G., Lashbrook, J., & Amsterdam, E. A. (2001). Effects of Hatha yoga practice on the health-related aspects of physical fitness. Preventive Cardiology, 4(4), 165–170.

 

 

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